El ordenador con el sistema Atlas se instaló en la primera nave, la Nagglfar. El resto de transportes, el Argo, Sarengo y Reagan estaban programadas para seguir a la Nagglfar nada más ser lanzada hacia el espacio en dirección a Gantris IV. Durante el viaje, que en la historia sería conocido como "El Profundo Sueño", Atlas supervisó el estado de la criogenización. Pero además también estudió las diferentes mutaciones en los genes de los presos y entre ellos encontró una poderosa mutación en algunas cadenas de ADN. Esa mutación solo estaba presente en un 1% de los prisioneros y su característica más significativa era el aumento de los poderes psíquicos del cerebro. Atlas determinó que esa mutación podía ser muy importante en el nuevo entorno que encontrarían al llegar a su destino y haciendo caso a la selección natural, en unas pocas generaciones estaría presente en gran parte de esos exiliados. Esa información fue enviada por Atlas a Routhe, que cada vez veía más un éxito rotundo de su proyecto.
El viaje estaba programado para durar 1 año, pero como ha pasado muchas veces en la historia de la aeronáutica humana, la cosa no salió como debiera. En un cierto momento del viaje, los sistemas de navegación se desconectaron y perdieron totalmente su conexión con el Atlas lo que resultó en no sólo la pérdida de las coordenadas de Gantris IV, sinó también las de La Tierra.
Las 4 naves de transporte, sin ningún control humano siguieron viajando sin rumbo a velocidades superiores a la luz durante 30 años.
Finalmente, los motores que permitían sobrepasar la velocidad de la luz comenzaron a fallar y las naves se detuvieron en un sistema habitable a 60.000 años luz de La Tierra. Una vez los motores se destruyeron, también empezaron a fallar las baterías que mantenían con vida a los presos criogenizados. Eso hizo saltar los protocolos de emergencia que intentaron deseperadamente hacer llegar las naves a planetas habitables.
Las naves Reagan y Sarengo aterrizaron en un planeta que más tarde se conocería como Umoja. La Sarengo fue la que se llevó la peor parte, sus sistemas ya no respondían y la nave se estrelló, muriendo los 8.000 prisioneros que transportaba. La Reagan tuvo algo más de suerte, pudo aterrizar y una vez en tierra firme la nave comenzó a desactivar los sistemas de criogenización para despertar a los presos que habían sobrevivido. Los pasajeros, acabados de despertar del largo viaje, estaban confundidos y horrorizados comprobaron que Atlas no tenía ninguna información del viaje, ni de donde se encontraban.
La Argo aterrizó en un planeta rojo similar a Marte, Moria. Como la Reagan, sus pasajeros sobrevivieron en gran medida, pero por supuesto no pudieron consultar Atlas para saber donde estaban. La nave principal, la Nagglfar pudo aterrizar en el planeta Tarsonys y sus pasajeros pudieron consultar el Atlas directamente confirmando sus peores sospechas: nunca volverían a La Tierra. La Nagglfar quedó muy dañada, pero el planeta donde habían caído tenía un buen clima, así que los supervivientes usaron los recursos de los que disponían para asentarse en el planeta. Lo mismo hicieron los supervivientes de los otros dos planetas: buscar refugio en los nuevos mundos inhóspitos.
Siguiente capítulo: La confederación y el nuevo mundo.
El viaje estaba programado para durar 1 año, pero como ha pasado muchas veces en la historia de la aeronáutica humana, la cosa no salió como debiera. En un cierto momento del viaje, los sistemas de navegación se desconectaron y perdieron totalmente su conexión con el Atlas lo que resultó en no sólo la pérdida de las coordenadas de Gantris IV, sinó también las de La Tierra.
Las 4 naves de transporte, sin ningún control humano siguieron viajando sin rumbo a velocidades superiores a la luz durante 30 años.
Finalmente, los motores que permitían sobrepasar la velocidad de la luz comenzaron a fallar y las naves se detuvieron en un sistema habitable a 60.000 años luz de La Tierra. Una vez los motores se destruyeron, también empezaron a fallar las baterías que mantenían con vida a los presos criogenizados. Eso hizo saltar los protocolos de emergencia que intentaron deseperadamente hacer llegar las naves a planetas habitables.
Las naves Reagan y Sarengo aterrizaron en un planeta que más tarde se conocería como Umoja. La Sarengo fue la que se llevó la peor parte, sus sistemas ya no respondían y la nave se estrelló, muriendo los 8.000 prisioneros que transportaba. La Reagan tuvo algo más de suerte, pudo aterrizar y una vez en tierra firme la nave comenzó a desactivar los sistemas de criogenización para despertar a los presos que habían sobrevivido. Los pasajeros, acabados de despertar del largo viaje, estaban confundidos y horrorizados comprobaron que Atlas no tenía ninguna información del viaje, ni de donde se encontraban.
La Argo aterrizó en un planeta rojo similar a Marte, Moria. Como la Reagan, sus pasajeros sobrevivieron en gran medida, pero por supuesto no pudieron consultar Atlas para saber donde estaban. La nave principal, la Nagglfar pudo aterrizar en el planeta Tarsonys y sus pasajeros pudieron consultar el Atlas directamente confirmando sus peores sospechas: nunca volverían a La Tierra. La Nagglfar quedó muy dañada, pero el planeta donde habían caído tenía un buen clima, así que los supervivientes usaron los recursos de los que disponían para asentarse en el planeta. Lo mismo hicieron los supervivientes de los otros dos planetas: buscar refugio en los nuevos mundos inhóspitos.
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