Los Protoss fueron testimonios silenciosos de la llegada de la Humanidad a su zona del espacio. Aunque los Protoss no estaban seguros del origen de los Terran pero en seguida se dieron cuenta de que esa raza algo debil y de corta vida podía ser muy interesante para el estudio.
Pasaron 200 años durante los cuales los Protoss vigilaron a los colonos Terran. Los Terran habían construido sus colonias, algo rudimentarias, en más de una docena de mundos cercanos a las zonas Protoss. Aunque su tecnología era muy inferior a la Protoss, se adaptaron rápidamente a las nuevas condiciones. Los Protoss encontraban a los humanos fascinantes sobretodo por su tendencia a luchar entre ellos y aún así ser capaces de progresar y hacer avances prodigiosos en su tecnología.
Pero en seguida los Protoss también vieron algo nefasto en los humanos: su rápida capacidad para absorber y gastar los recursos naturales de cuantos mundos pisaban.
Los Protoss veían el poco respeto por el delicado equilibrio natural, mientras los humanos arrasaban los recursos de planeta tras planeta, dejando tras de sí mundos estériles. Los estrictos dictados del Dae'Uhl, marcaban que los Protoss no debían interferir con los irresponsables humanos, por mucho que lo desearan. Esta situación duró muchos años y los Protoss continuaron vigilandolos sin interferir. Pero en una de sus misiones rutinarias de investigación descubrieron que la civilización humana se aproximaba a su fin.
El alto Templario Tassadar, acompañado por su poderosa fuerza templaria de expedición, encontró algunas pequeñas construcciones orgánicas flotando alrededor del espacio controlado por los Protoss. Al acercarse a inspeccionar, Tassadar descubrió que se trataban de sondas de exploración. Tassadar no conocía el origen de la especie, pero estaba claro que se dirigían al sector Koprulu de las colonias Terran.
Tassadar se llevó a las sondas orgánicas a Aiur para estudiarlas de inmediato. Los extraños aliens eran muy diferentes a cualquier especie que los Protoss hubieran encontrado antes. La fisiología de esas sondas estaba destinada a la exploración espacial. Intentando saber cual era el objetivo de esas sondas, los Protoss usaron la energía de los cristales Khaydarin en las pequeñas mentes de las sondas. Quedaron sorprendidos al descubrir que las sondas respondían instantaneamente a la potente energía de los cristales. Eso significaba que esas criaturas habían sido creadas genéticamente por los Xel'Naga, porque solo las especies modificadas genéticamente por éstos respondían de esa manera a los cristales. Pero la alarma llegó cuando se dieron cuenta de que la única información que circulaba por su cerebro era: Encontrar a la humanidad, Erradicar, Aprender, Evolucionar.
Los Protoss pensaron que esas sondas eran el presagio de una nueva amenaza que se cernía sobre la galaxia. Si las criaturas habían sido manipuladas por los Xel'Naga probablemente serían muy avanzadas y extremadamente fuertes. La nueva raza constituía un peligro para el resto de formas de vida y aunque los Protoss fueran poderosos, sintieron que tenían que buscar a esa nueva especie.
Los Protoss empezaron a enviar sondas tecnológicamente avanzadas a todas las zonas cercanas a sus dominios para buscar signos de la nueva especie. Tassadar, bajo los dictados del Dae'Uhl, decidió proteger a todas las razas que estaban bajo su vigilancia. Pero el Cónclave no pensaba lo mismo y dijo que una raza de inútiles como los Terran, que en breve serían infectados por la nueva amenaza, así que debíans ser arrasados y aniquilados. Hubo una gran polémica entre los Judicadores y los Templars sobre si debían defender a los Terran o no.
La única cosa en las que las dos castas estaban de acuerdo es en que los Xel'Naga habían intervenido en la creación de la nueva raza y si eso era cierto más valía que tuvieran mucho cuidado. Se decidió enviar a Tassadar y sus fuerzas expedicionarias a controlar los mundos Terran para que pudieran discernir la gravedad de la invasión y hasta que punto había peligro. Tassadar, a bordo de su nave, la Gantrithor dirigió su enorme flota hacia el sector Koprulu esperando lo peor.
Pasaron 200 años durante los cuales los Protoss vigilaron a los colonos Terran. Los Terran habían construido sus colonias, algo rudimentarias, en más de una docena de mundos cercanos a las zonas Protoss. Aunque su tecnología era muy inferior a la Protoss, se adaptaron rápidamente a las nuevas condiciones. Los Protoss encontraban a los humanos fascinantes sobretodo por su tendencia a luchar entre ellos y aún así ser capaces de progresar y hacer avances prodigiosos en su tecnología.
Pero en seguida los Protoss también vieron algo nefasto en los humanos: su rápida capacidad para absorber y gastar los recursos naturales de cuantos mundos pisaban.
Los Protoss veían el poco respeto por el delicado equilibrio natural, mientras los humanos arrasaban los recursos de planeta tras planeta, dejando tras de sí mundos estériles. Los estrictos dictados del Dae'Uhl, marcaban que los Protoss no debían interferir con los irresponsables humanos, por mucho que lo desearan. Esta situación duró muchos años y los Protoss continuaron vigilandolos sin interferir. Pero en una de sus misiones rutinarias de investigación descubrieron que la civilización humana se aproximaba a su fin.
El alto Templario Tassadar, acompañado por su poderosa fuerza templaria de expedición, encontró algunas pequeñas construcciones orgánicas flotando alrededor del espacio controlado por los Protoss. Al acercarse a inspeccionar, Tassadar descubrió que se trataban de sondas de exploración. Tassadar no conocía el origen de la especie, pero estaba claro que se dirigían al sector Koprulu de las colonias Terran.
Tassadar se llevó a las sondas orgánicas a Aiur para estudiarlas de inmediato. Los extraños aliens eran muy diferentes a cualquier especie que los Protoss hubieran encontrado antes. La fisiología de esas sondas estaba destinada a la exploración espacial. Intentando saber cual era el objetivo de esas sondas, los Protoss usaron la energía de los cristales Khaydarin en las pequeñas mentes de las sondas. Quedaron sorprendidos al descubrir que las sondas respondían instantaneamente a la potente energía de los cristales. Eso significaba que esas criaturas habían sido creadas genéticamente por los Xel'Naga, porque solo las especies modificadas genéticamente por éstos respondían de esa manera a los cristales. Pero la alarma llegó cuando se dieron cuenta de que la única información que circulaba por su cerebro era: Encontrar a la humanidad, Erradicar, Aprender, Evolucionar.
Los Protoss pensaron que esas sondas eran el presagio de una nueva amenaza que se cernía sobre la galaxia. Si las criaturas habían sido manipuladas por los Xel'Naga probablemente serían muy avanzadas y extremadamente fuertes. La nueva raza constituía un peligro para el resto de formas de vida y aunque los Protoss fueran poderosos, sintieron que tenían que buscar a esa nueva especie.
Los Protoss empezaron a enviar sondas tecnológicamente avanzadas a todas las zonas cercanas a sus dominios para buscar signos de la nueva especie. Tassadar, bajo los dictados del Dae'Uhl, decidió proteger a todas las razas que estaban bajo su vigilancia. Pero el Cónclave no pensaba lo mismo y dijo que una raza de inútiles como los Terran, que en breve serían infectados por la nueva amenaza, así que debíans ser arrasados y aniquilados. Hubo una gran polémica entre los Judicadores y los Templars sobre si debían defender a los Terran o no.
La única cosa en las que las dos castas estaban de acuerdo es en que los Xel'Naga habían intervenido en la creación de la nueva raza y si eso era cierto más valía que tuvieran mucho cuidado. Se decidió enviar a Tassadar y sus fuerzas expedicionarias a controlar los mundos Terran para que pudieran discernir la gravedad de la invasión y hasta que punto había peligro. Tassadar, a bordo de su nave, la Gantrithor dirigió su enorme flota hacia el sector Koprulu esperando lo peor.
Próximo capítulo: El principio del fin.
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